A veces me parece escuchar que el vino dice: - Él dice lo que piensa, con la voz de los espíritus esa que solo escuchan los espíritus. - "Hombre, amado mío, quiero llevar hacia tí, a pesar de mi cárcel de vidrio y mi cerraduras de corcho, un canto lleno de fraternidad, un canto lleno de alegría, luz y esperanza.
Yo no soy un ingrato, sé que te debo la vida. Yo sé lo que te ha costado trabajo y el sol sobre sus hombros. Me diste la vida, yo te recompensaré. Voy a pagar mi deuda largamente, porque siento una gran alegría cuando caigo al fondo de una garganta alterada por el trabajo.
El pecho de un hombre honrado es un viaje que me sienta mejor que estas bodegas melancólicas e insensibles. Se trata de una tumba donde cumplo mi destino con entusiasmo. Creo en el estómago del trabajador un gran revuelo, y de allí, por una escalera invisible subo a su cerebro y es cuando ejecuto mi danza suprema.
Alumbraré los ojos de tu vieja dama, la vieja compañera de tus tristezas diarias y la mayor de tus esperanzas. Enterneceré su mirada y voy a poner en el fondo de sus pupilas el brillo de su juventud.
El Haschisch
La mayor parte del tiempo, los novatos, en su primera iniciación, se quejan de la lentitud de los efectos. Los esperan con ansiedad, y como eso no pasará a la rapidez que desean hacen fanfarronadas de incredulidad que parecen simpáticas para los que ya conocen la manera en la que se gobierna.
Una de las cosas mas cómicas es de ver los primeros síntomas aparecer y multiplicarse en el medio mismo de la incredulidad. Primero una cierta risa absurda e irresistible se apodera de usted. Las palabras más vulgares y las ideas más simples toman una fisionomía bizarra y nueva.
Esta alegría le es insoportable a usted mismo, pero es inútil revelarse. El diablo lo ha invadido; todos los esfuerzos que usted haga solo servirán a acelerar el mal. Usted se ríe de su idiotez y de su locura; sus compañeros se ríen de usted pero a usted no le importa porque la benevolencia comienza a manifestarse.
Usted se siente bien, solamente una cosa le preocupa , ¿Cómo hará para salir de su pipa?, ella lo fuma y es usted el que sale, exhalado en la forma de una nube de humo azulada. Esta imaginación dura una eternidad. Un intervalo de lucidez con un gran esfuerzo le permite mirar el reloj, la eternidad dura un minuto. Otra corriente de ideas lo arrastra, lo arrastrará durante un minuto en su torbellino viviente y este minuto sera otra vez una eternidad.
Las proporciones del tiempo y del ser son perturbadas por la multitud de innombrables e intensas sensaciones.
El vino y el Haschisch tienen una cosa en común, el desarrollo poético excesivo del hombre. El gusto frenético del hombre por todas las sustancias, sanas o peligrosas, que exaltan su personalidad, testigo de su grandeza. Aspira siempre a reconfortar sus esperanzas y elevarse hacia el infinito.
Extracto de: Charles Beaudelaire, Les Paradis Artificiels