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Runaway train never coming back, Wrong way on a one way track.
Ver pasar las cosas es un pasatiempo bastante divertido sobretodo cuando no se tiene nada más que hacer, cuando ya la vida deja de tener sentido, cuando el camino a casa parece estar tan lejos. Uno no se da cuenta de lo que ve, simplemente mira, es como oir sin escuchar, como estar sin ser.
El pavimento parece haberse comido la tierra, el pasto ya no se encuentra dentro de su territorio, lo que antes le pertenecía le fue usurpado, violado, poseído, pero no para siempre, llegará el día en el que no se vuelva a ver tal desastre, las cicatrices se borrarán y volverá el reinado del pasto.
Por ahora simplemente queda esperar, ser paciente, nada se puede hacer, yo lo veo, le dicen caseta, se sabe su repertorio de memoria y lo repite como si no supiera lo que está diciendo, solo lo dice, podría pensarse que se trata de alguien que no sabe hablar, un loro, una persona que no tuvo las oportunidades, totalmente mecanizado al punto de la locura, muestra su lado humano murmurando obsenidades a los ingratos.
Pero quién soy yo para juzgar, a mí me conocen, ¿Me conocen?, saben de mí como al que le robaron la macarena, vive su vida a partir del triste recuerdo de una canción, de hecho varias, pero sin embargo es de la que más se acuerda, la que mas le hace falta, la única que recuerda, le trae recuerdos de tiempos más felices, de tiempos en los cuales las preocupaciones eran pasadas por alto solucionadas por un tercero, y a quién le importaba.
La vida transcurría de forma armónica, como deberían ser, todo seguía un plan divino, pero llegó la cinta, aquella que lo revolcaría todo, sonaba distorcionada, y no entendía porqué se encontraba en otro idioma pero también en un idioma que yo entendía a la perfección, apesar de nunca haberlo escuchado.
Al principio se trató de una simple intriga, luego se convirtió en una obsesión, tenía que entender. Las cosas fueron encajando hasta que finalmente tuvieron sentido, nadie me explicó, no quería ayuda de nadie, sólo fue como aprendí lo que me trataba de decir, era hermoso, para nada vacío, no concentraba su potencial en el simple hecho de gustar, sino de transmitir, de convencer fue una ardua discución en la que me dí cuenta que nada de lo que yo creía antes tenía la menor razón de ser, la discución la perdí, fue una buena discución, cuando uno discute, lo hace porque está seguro de lo que quiere decir, por eso quiere convencer al interlocutor, sea por eso o por que uno tiene una idea vaga y quiere discutirla con otra persona para dejarse convencer por lo que propone la otra persona, en todo caso lo que sucedió fue que seguí la corriente, una hermosa y lógica, estructurada pero profunda, armónica, científica pero que llega al corazón, llega a través de los oidos, al cerebro por el hemisferio izquierdo, llega al derecho, baja por la columna al corazón y al resto del cuerpo.
Fue ese Casette el que me alejó.
Décadas después me doy cuenta del error, sentirse diferente, es delicioso, es un pecado, saber que se fue como todos pero que en un momento el camino guió las riendas, se intercambiaron los roles, lo he visto todo, se lo que sucede de estar de cualquiera de los lados, puedo decir que pertenezco a ellos pero no envidio a los demás por ser lo que son, por que ya he sido y puedo ser, y hasta en algunos momentos soy, los demás, es un privilegio que pocos tenemos [...].
Sin embargo la vida simple siempre ha estado como una tentativa, que puede ser mejor que vivir sin dios ni ley, vivir, ser considerado lo bajo, lo escondido, pero que constantemente se encuentra bajo nuestras narices, sentir la libertad, aunque se dependa de sí mismo.
A que punto hemos llegado, árboles saliendo del pavimento, árboles, vivos, que tratan de sobrevivir, y arboles, a quellos a los cuales les dimos la vida nosotros, de manera artificial, nos dan luces de como deberíamos actuar para mantener el orden, para no perdernos, para seguir el camino que se nos indica, no podemos perdernos, cuando las ramas de estos arboles lleguen al cielo, sus raíces llegarán al infierno.
Viendo, viendo sin observar es como se logra soportar el camino que se debe recorrer, ignorando los detalles, pensando poco, analizándolo meticulosamente, así soporto mi vida sin la macarena, a veces teniendo que remplazarla, me ayuda a perder la cabeza, para no perder la cabeza.
Bajarse, Bajarla, llegar a casa.