domingo, 10 de agosto de 2008

Preámbulo I

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Livin' on the edge's not an option.


A primera vista se deduce que fué de su madre que aprendió a arrodillarse, y que su madre lo aprendió de su madre, y que su madre lo aprendió a su vez de su madre, pero ésta, la madre de la madre de su madre, lo aprendió por sí misma, es decir, la cadena es finita, lo aprendió al darse cuenta que de ésta forma es más fácil obtener favores, toda clase de favores, el arrodillado no siempre obtiene lo que quiere, pero no se esfuerza en conseguirlo.

Ella, sin embargo, no era como su madre, ella siempre se esforzó por no ser como sus predecesoras, luchó por trabajar, y lo logró, luchó por enamorarse, y, cierto modo, lo logró, en su vida había consegudo todo lo que tenía, obtuvo una ida organizada y próspera porque todos los días se levantava a conseguir con qué sostener su posición dentro de lo que había logrado, pero sabía que si en algún momento desfallecía, todo se vendría abajo, nunca pidió nada a nadie, nio nunca se arrodilló.

Dió a luz una hija, a la cual le dieron el nombre de la partera que la recibió al llegar al mundo, curiosamente cuando tenía 30 años, digo curiosamente porque su madre la tuvo a los 30 años, y la madre de su madre también, pero la madre de la madre de su madre nunca conoció a su madre.

Por cosas del destino, se dió cuenta que la, hasta el momento desconocida, moza de su esposo también, nuca la conoció, ni supo cómo se llamaba, sólo lo supo.

Decidió hacer caso omiso a el hecho de que su esposo la hubiera traicionado, pero el corazón de una mujer, como dicen, perdona, pero no olvida, y es que son cosas que no se pueden olvidar, olvidar es arriesgarse a repetir. Siguió su vida, y nuca más supo de la moza de su esposo, José por cierto, tampoco supo de la hija que tuvo, algunos dicen que se murió de asma, porque vivían en una zona muy húmeda, un pueblo, caliente, debaja altitúd, un clima tropical que mataría al más valiente de los hijos de Tarzán, de hecho por eso fué que se mudaron, su propia hija estaba comenzando a sufrir la enfermedad, se mudaron a la ciudad, no a la capital, una ciudad fría, sucia, dicen que la gente no se baña por el frío y que por eso huelen a chucha, pero a la ciudad donde tenían familia, donde podían asegurale un futuro a su hija.

Fué trabajando en la empresa más próspera del país donde conoció a Diego, desde que lo vió sintió este afecto, un sentimiento, no como el de un hombre a una mujer, pero uno más entrañable, el de una madre a un hijo. el hijo que nunca había tenido, que deseaba tener, ya que viviendo en la ciudad nacieron de sí tres mujeres, en fallidos intentos de tener un varon por parte de José, y en el fondo de ella misma, pero nunca lo diría, ella amaba a sus hijas, aunque quisiera que tres fueran hombres y la otra le recordara a una vieja de la que ya no se acuerda o que nunca conoció.

Seguía siendo jóven, los cuarenta son los nuevos treinta y cinco, además, ella se conocía y sabía que todavía tenía oportunidad, leyó un artícluo en un periódico en el que decía que en China se descubrió una anciana de noventa años embarazada, claro, es diferente, por allá la gente solo come raíces y perro, pero ella también podía, en este caso, no sabía cómo luchar, le han dicho que para encargar un chino había que hacerlo parado, comer huevo con sal, en fin, lo había intentado todo. Le hablaron de un santo, como si fuera un banco, del cual uno presta. Se decidió intentar lo que nunca había hecho, lo que hacía todo el mundo, resarle a un santo, de esa forma deseaba un varón. Yo ahora la veo, me digo que puedo deducir toda su vida, y sé que se dará cuenta de la forma más dura la forma en la cual se pagan los favores que se piden de rodillas, como firmar un cheque en blanco, sé que esta mujer que no sé ni cómo se llama, pero que quiero demasiado, no vivirá seis meses más, su hijo prematuro, no la conocerá, ¿cómo?, ¿por qué?, si su madre lo hacía todo el tiempo, si la madre de su madre le enseñó a su madre, y si la madre de la madre de su madre lo aprendió por sí misma, ¿ironía?, ¿karma?

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